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Mi hijo(a) se daña a sí mismo(a), ¿Por qué?¿Qué puedo hacer?





La autoagresión es entendida, como un acto deliberado de daño corporal, a veces asociado a obtener un cambio en la manera de sentirse. Esta conducta es vista de manera diferente por los distintos grupos y culturas dentro de la sociedad. Pareciera que se ha hecho más popular últimamente, especialmente entre los adolescentes. Las causas y la severidad de las heridas son variadas. Algunas formas de autoagresiones pueden incluir:

• rascarse repetitivamente

• grabarse

• marcarse

• pellizcarse y jalarse la piel y el pelo

• quemarse/usar abrasivos

• cortarse

• morderse

• golpearse en la cabeza

• provocarse moretones

• golpearse

• tatuarse

• agujerearse excesivamente el cuerpo (piercing múltiples)

Algunos adolescentes se dañan a sí mismos para correr riesgos, rebelarse, rechazar los valores de sus padres, establecer su propia individualidad o meramente para ser aceptados. Otros, sin embargo, pueden herirse a sí mismos por desesperación o rabia, para lograr atención, para demostrar su desesperanza y su autopercepción de inutilidad, o porque tienen pensamientos suicidas. Estos jóvenes pueden sufrir serios problemas psiquiátricos tales como depresión, psicosis, trastorno por estrés postraumático (TPTT) y trastorno bipolar.

Algunos adolescentes que suelen herirse a sí mismos pueden desarrollar en la vida adulta el desorden de personalidad limítrofe. Algunos niños pequeños realizan ocasionalmente conductas de autoagresión, pero frecuentemente al crecer, abandonan estas conductas. Los niños con discapacidad intelectual y/o trastornos del espectro autista o aquellos que han sido abusados o abandonados pueden también tener estas conductas de autoagresión.



¿Por qué los adolescentes se dañan a sí mismos?


La autoagresión es una conducta compleja en la que influyen una variedad de factores. Los adolescentes que tienen dificultades para expresar sus emociones pueden expresar su tensión emocional, incomodidad física, dolor y baja auto-estima mediante este comportamiento. Aunque algunos adolescentes pueden sentir como si se produjera la liberación del vapor de una olla a presión cuando terminan la autoagresión, otros pueden sentirse lastimados, enojados y asustados. Los efectos de la presión de los pares y el contagio, pueden influir también en algunos adolescentes a dañarse. Aunque las modas van y vienen, muchas de las heridas en la piel de los adolescentes serán permanentes. Ocasionalmente los adolescentes pueden esconder sus cicatrices, quemaduras y moretones sintiendo vergüenza, rechazo o crítica por estas huellas físicas.

¿Qué pueden hacer los padres y los adolescentes?

Hay que alentar a los padres para que le hablen a sus hijos acerca de respetar y valorar sus cuerpos. Los padres también deberían servir de modelos para sus adolescentes, no realizando conductas de auto-agresión. Algunas maneras de ayudar a los(as) adolescentes a evitar que se hagan daño, incluyen, aprender a:




• Aceptar la realidad y encontrar formas que hagan el presente más tolerable.

• Identificar los sentimientos y hablar acerca de ellos en vez de actuar basándose en ellos.

• Distraerse del impulso de hacerse daño (por ejemplo, contando hasta diez, esperando 15 minutos, diciendo "NO" o "ALTO", practicando ejercicios de respiración, escribiendo en un diario, dibujando, pensando en imágenes positivas, usando hielo y bandas elásticas).

• Detenerse, pensar y evaluar los pros y los contras de dañarse a si mismos.

• Intentar calmarse de manera positiva y sin lastimarse.

• Practicando el manejo positivo del estrés.

• Desarrollando mejores destrezas sociales.


La evaluación por un profesional de la salud mental puede ayudar a identificar y a tratar las causas subyacentes de la auto-agresión. Los sentimientos de querer morir o suicidarse, son motivos para que los adolescentes deban buscar atención profesional de urgencia. El psiquiatra de niños y adolescentes puede diagnosticar y tratar los serios trastornos psiquiátricos que pueden acompañar a la conducta de auto-agresión.



American Academy of Child and Adolescents Psychiatry

Adaptado por Dra. Esperanza Habinger

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