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¿Porqué mi hijo tiene depresión? ¿Qué puedo hacer?

Muchos niños y adolescentes tienen momentos en que están tristes o con bajo ánimo. La tristeza ocasional es una situación normal del desarrollo. Sin embargo, si los niños o adolescentes están tristes, irritables o ya no disfrutan de las cosas, y esto ocurre día tras día por un tiempo prolongado, puede ser una señal de que sufren un trastorno de depresión mayor, comúnmente conocido como depresión. Algunas personas piensan que solo los adultos se deprimen. Sin embargo, los niños y adolescentes pueden experimentar depresión. Uno de cada siete adolescentes experimenta depresión cada año y los estudios demuestran que está en aumento.



Síntomas comunes de la depresión en niños y adolescentes:

  • Sentirse o parecer triste, lloroso o irritable

  • No disfrutar de las cosas tanto como antes

  • Pasar menos tiempo con amigos o en actividades después del horario escolar

  • Cambios en el apetito y/o en el peso

  • Dormir más o menos de lo habitual

  • Sentirse cansado o tener menos energía

  • Sentir que todo es culpa de ellos o que no son buenos para nada

  • Tener más problemas para concentrarse

  • Preocuparse menos por la escuela o disminuir su rendimiento académico

  • Tener pensamientos de muerte o querer morir

  • Los niños también pueden tener síntomas físicos, como dolores de cabeza o dolores de estómago.

  • Los adolescentes deprimidos pueden usar alcohol u otras drogas como una manera de tratar de disminuir los síntomas.

No siempre logramos identificar la causa de la depresión. Algunas veces aparece sin ningún desencadenante claro. Otras veces, sucede cuando los niños están bajo estrés o después de perder a alguien cercano. El acoso escolar y pasar mucho tiempo usando las redes sociales pueden estar asociados con la depresión. Tener otro problema de salud mental, como inatención, problemas de aprendizaje, conducta o ansiedad, también aumenta el riesgo de depresión. La depresión puede presentarse con más frecuencia en familias con antecedentes de problemas del ánimo.

A veces los padres no están seguros de si su hijo está deprimido. Si sospecha que su hijo tiene depresión, intente preguntarles cómo se sienten y si hay algo que los moleste. Cuando se les pregunta directamente, algunos niños dirán que están tristes, mientras que otros dirán que quieren hacerse daño, que han pensado en morir o incluso que quieren suicidarse. Estas declaraciones deben tomarse muy en serio y se debe consultar a especialista. Otra forma de identificar la depresión es mediante la evaluación realizada por un profesional de la salud, quien puede hacerle preguntas a su hijo sobre su estado de ánimo o pedirle que complete una breve encuesta.



Si cree que su hijo o adolescente podría estar deprimido, es importante buscar ayuda. La atención primaria de salud y la red de consultorios del país son la puerta de entrada para la evaluación y tratamiento de la depresión. El pediatra, psicólogo escolar y otros profesionales de la salud también pueden ayudar a realizar una evaluación y derivación adecuada. Los profesionales de la salud mental son los especialistas en el diagnóstico de casos complejos, tratamiento y prevención de nuevos episodios de depresión. Lo más importante es poder consultar oportunamente y adherir al tratamiento para evitar los efectos que causa la enfermedad en el niño, adolescente, su familia y entorno.


Actualmente existen tratamientos efectivos para la depresión. El tratamiento puede incluir terapia psicológica, reuniones con la familia y, si existe autorización, conversaciones con el equipo escolar para mejorar el ambiente de la escuela. El tratamiento también puede incluir el uso de medicamentos antidepresivos. Los riesgos y beneficios potenciales de cualquier medicamento deben ser discutidos con su médico tratante.

Texto elaborado por Dr Matías Irarrázaval.

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