Para muchos familiares, la fase maníaca es aún más difícil de tolerar y manejar que la depresión. La manía representa una carga inmensa para cualquier relación humana. Entre los problemas frecuentes, destacan un estilo agresivo de comunicación, alteraciones graves de la conducta y un gasto desproporcionado.
Irritabilidad
En una fase maníaca, las inhibiciones disminuyen y además la persona se siente omnipotente y todopoderosa, lo que también puede llevar a insultos y a un comportamiento agresivo. Como familiar, no es fácil reaccionar adecuadamente frente a este tipo de conductas. Le sugerimos que intente mantenerse lo más tranquilo posible en situaciones tensas, incluso si la persona intenta provocarle. Tenga en cuenta que las largas conversaciones con una persona agudamente maníaca podrían no llevarlo a nada, y es probable que se enfrente a a afirmaciones enfáticas e irrefutables. Incluso, aunque le resulte es difícil: trague su enojo y recuerde que los reproches en todo caso no traen nada bueno. Más tarde, cuando la fase maníaca haya remitido, usted puede volver el punto motivo del conflicto.
Finanzas
"¿Cómo evitar la ruina financiera en la manía?" Para evitar la ruina financiera, en el mejor de los escenarios, los afectados y sus familiares de manera consensuada deben acordar en los períodos de estabilidad anímica disposiciones, por ejemplo, mediante un poder notarial autorizar a un tutor para que se haga cargo -mientras dure la manía-, del manejo de su dinero y del mismo como plan contingencia; la entrega al tutor de la tarjeta de débito o tarjeta de crédito. La mejor precaución sigue siendo sin embargo: prestar atención a los síntomas de precoces recaída de hipomanía o manía, reaccionar a tiempo y consultar a un especialista. De este modo, se podrá conseguir controlar la manía, de la manera en que se ha acordado previamente con el médico tratante.